En esta casa justamente detrás de las puertas de este balcón, nací hace unos cuantos años.
Recuerdo aquellos días cuando era niño, una tristeza me inunda la memoria, me brotan en el estómago miles de mariposas de añoranza, soplan vientos de nostalgia en mi rincón del mundo cada vez que veo esta casa, ahora tan solitaria.
Y ahí sigue, con sus muros blancos más blancos aun con la luz del atardecer, y la siento como una dama envejecida, una señora de piedra crecida entre rocas, clavada en el pueblo que me vio soñar desde la infancia, aquellos sueños que espero no olvidar en el camino enrevesado de mi vida.
La veo como siempre, pero su rostro no sonríe como antes, cuando cruzábamos sus puertas y abríamos sus ventanas, cuando el ir y venir de críos alegraba sus estancias... cuantas cosas, cuantos años refugiado en sus entrañas... cuantos recuerdos todos bellos me inundan el alma al verla y no puedo remediar que la angustía me sobrevenga.
Que felíces éramos, cuantos días reí y lloré en sus brazos, cuantas cosas aprendí y cuantas otras olvidé allí...
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